Sobre la muerte de Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni (Agosto, 2007)

Sobre la muerte de Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni (Agosto, 2007)

Bergman y Antonioni nos dejaron el mismo día, un lunes 30 de julio del 2007.

El 30 de julio del 2007 fue lunes más negro en la historia del cine. En la isla de Faro, en Suecia, Ingmar Bergman descubrió finalmente, a los 89 años de edad, si la muerte se parece al espectro que invocó en “El Séptimo Sello”. El mismo día, en Roma, Michelangelo Antonioni, el maestro del final inconcluso, encontró su desenlace definitivo a los 94 años. De los gigantes del cine europeo, que definieron la segunda mitad del siglo XX, solo queda el francés Jean Luc Godard.

Se dice que nunca es una tragedia que un anciano muera. Lo que si es una tragedia es lo difícil que es acceder a las películas de estos maestros en países como Nicaragua. En las grandes metrópolis del mundo, donde la cinefília aún vive, son rutinarias las restrospectivas y muestras de las grandes maestros. Las películas  de antaño son rescatadas del olvido con respetuosas restauraciones, que producen prístinas copias en film para exhibirse en salas de cine arte, museos y universidades.

No es ese el caso de Nicaragua. La última retrospectiva seria que paso por aquí fue al filo del año 2000 , cuando la Embajada de Francia trajo una imprescindible muestra itinerante de los filmes de Robert Bresson. Desde entonces, los festivales de cine promovidos por las Embajadas se han concentrado en filmes de manufactura reciente, mezclando algunos títulos estimables con productos desafortunados cuya única razón de ser son los subsidios estatales a la cinematografía.  Peor aún, en algunos casos no se molestan por traer las películas en filme y recetan la proyección de calidad inferior que prodiga un DVD. Esta por verse si en el futuro tendremos chance de ver una retrospectiva de estos gigantes…en film, y en el cine.

Buena suerte si quiere recordar a Bergman y Antonioni alquilando alguna película de ellos. Los videoclubes se revelan como una operación comercial apenas un poco mas diversa que la cartelera de los cines. Cualquier cosa filmada antes de 1980 es pre historia. Ya no digamos la televisión. Si los canales locales programaran una película europea y en blanco y negro, la mitad de la teleaudiencia creería que su televisor se descompuso.

El último reducto del cinéfilo es Amazon.com. Ahí puede encontrar las películas de Bergman y Antonioni que estan disponibles en DVD en el mercado norteamericano. Son particularmente recomendables las ediciones de la compañía  Criterion, que aliada con el histórico distribuidor Janus Films, genera ediciones especiales restauradas y repletas de fascinantes materiales suplementarios. Sin embargo,  adquirir las películas es particularmente oneroso. Tendrá que dominar el inglés o la lengua nativa de los cineastas, porque no tienen subtítulos en español.

El problema de este escenario radica en que los mejores exponentes del arte mas popular se han convertido en un productos elitistas. Quizás “El Silencio” y “El Eclipse” no competirían en taquilla con “Transformers”. Y probablemente las grandes mayoría s prefieren ver el último esperpento de acción antes que las crisis de fé de un pastor luterano, o los devaneos existencialistas de una italiana glamorosa y decadente. Pero mas alla de su superficie, estas son películas vitales, que revelan verdades universales sobre el ser humano y la vida moderna.  En alguna época existian oportunidades para que los jóvenes inquietos y los cinéfilos de cualquier estrato económico pudieran ver las películas con la misma facilidad que un intelectual escandinavo o un residente neoyorkino. Ahora no es ese el caso. Por eso se hace mas urgente que las embajadas locales y las cinemateca  puedan crear espacios en los que las nuevas generaciones puedan experimentar de primera mano estas trascendetales obras de arte. La trágica desaparición de estos gigantes puede convertirse en una oportunidad. Mientras sus películas se vean, vivirán para siempre.

  • Desde la publicación original de esta nota, en agosto del 2007, todo ha cambiado y todo sigue igual. El streaming ha extinguido al Videoclub. El DVD ha dado paso al blu-ray, pero el medio físico es ahora un producto de boutique. Netflix es un proveedor de contenido tan importante como el cine local. Otras ofertas de suscripción y alquiler por descarga digital vienen de la mano de iTunes, Amazon, Claro TV, Telefónica y demás proveedores. Sin embargo, el problema de acceso a películas clásicas sigue sin resolverse en países pobres como Nicaragua. Ninguno de estos servicios tiene oferta amplia de filmes clásicos. Filmstruck, un recientemente fallecido servicio de streaming dedicado a cine clásico y alternativo, solo estuvo disponible en EE.UU. y algunos países de Europa. La reliquia de las zonas de distribución sigue actuando en nuestra contra. La única constante, es que si quiere ver estas películas, tendrá que pagar caro por ello. En noviembre 2018, conmemorando el centenario del nacimiento del sueco, la Colección Criterion ha editado «Ingmar Bergman’s Cinema», una set de lujo conformado por 39 de sus películas en blu-ray.  El precio de lista es $299.95.  En algunas ofertas especiales de navidad, puede encontrarlo a mitad de precio. Para el 1 de diciembre, el set estaba agotado en todas las tiendas en línea. Pagar $7.69 – o $3.84 – por una película de este calibre no suena tan mal, pero dígaselo a un estudiante de escasos recursos. Lamentablemente, las obras maestras de Bergman, Antonioni y sus pares, siguen siendo un producto de élite. (Managua, diciembre 2018)

 

 

 

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