CINE FORO @CCEN: «También la Lluvia»
El holocausto indígena provocado por la colonia española pesa sobre la conciencia ibérica. Al menos, eso supone la película “También la Lluvia” (Íciar Bollain, 2010), pieza de denuncia social y ejercicio de auto-flagelación por partes iguales.
Es el año 2000 en Bolivia. Un equipo de filmación español llega para producir una película épica sobre la conquista. Es mas barato rodar en el país andino que en el caribe, aunque los indígenas sean de la étnia equivocada. El productor (Lluis Tosar) no pierde oportunidad de ahorrar, aún a costa de la seguridad de los locales. El director mexicano (Gael García Bernal) es un idealista pusilánime. Los actores (Karra Elejalde, Raúl Arévalo, Carlos Santos) son megalómanos de diferentes grados de nocividad. Todos se muestran como probres excusas de seres humanos, especialmente en comparación a Daniel (Juan Carlos Aduviri), el indígena seleccionado para interpretar a Hatuey, el líder de la revuelta contra los colonizadores. Y en uno de esos giros que sólo encontrará en el cine, Daniel también lidera la lucha contra una transnacional que privatiza el agua potable del país. El rodaje y los disturbios corren paralelos, hasta cruzarse en un climax de caos y violencia donde al personaje mas improbable le crece la conciencia. Esta es la segunda vez que el problema del agua sirve de combustible para una película. Ya en “Quantum of Solace” (Marc Foster, 2008), el mismisimo James Bond se arriegaba el pellejo por evitar que un villano megalómano controlara toda el agua potable del mundo.
Retratar seres humanos en toda su complejidad es un desafio mayor que “También la Lluvia” no logra ejecutar organicamente. Cada personaje blanco alterna entre dos modalidades: ángel redentor y o bastardo. Los bandazos son decididos por los embates de la trama, controlada por el afán de ser políticamente correcto. El guionista británico Paul Laverty ha hecho carrera en el cine de corte beligerante y comprometido. Su primer trabajo, “La Canción de Carla” (Ken Loach, 1996), fue filmado en Nicaragua, y abrió los fuegos en una colaboración de décadas con el célebre director. La guerra del agua sucedió realmente. Y todas las producciones internacionales afincadas en paises pobres se vuelven laboratorios modernos de colonialismo. Ojalá el guión tuviera un poco mas de sutileza. Buena parte del metraje se inscribe en el género auto-referencial de la comedia detrás de cámaras. Desde “Singin’ in the Rain” (Stanley Donen, Gene Kelly, 1956) hasta “The Player” (Robert Altman, 1992), pasando por “Day for Night” (Francois Truffaut, 1973); cineastas brillantes de todos los tiempos han visto con saludable escepticismo y sentido de ironía su oficio. Laverty sólo les pasa la cuenta de lo ofensa milenaria. Mas de una vez se hace hincapié en que la película le paga dos dólares al día los extras.
Aún asi, el cine sobrevive. La directora Íciar Bollaín arma la narración con un sentido del ritmo tan implacable, que uno (casi) no se de cuenta de que nos están sermoneando. Los extractos de la película-dentro-de-la-película son excelentes. Uno quisiera verla completa, especialmente porque los actores con dobles papeles denotan virtuosismo puro. En los pequeños detalles, se escriben con mas fuerza las recriminaciones: tome nota de la escena en que el directo trata de convencer, infructuosamente, que las extras indígenas simulen ahogar a sus bebés. Al final, Lluis Tosar se adueña del filme. La estrella de “Celda 211” (Daniel Monzón, 2011) derrocha dignidad, aún cuando la trama lo utiliza en su giro mas artificial y manipulativo: en el peor momento posible, un inocente en peligro obliga al “hombre blanco” a arriesgarse, lanzándose a la línea de fuego para salvar a la víctima y a su propia decencia. Sí hubo protestas como estas en Bolivia. Y sí, el cine no significan nada ante el sufrimiento de nuestros indígenas. Pero entonces, ¿para que vemos la película? ¿Y cuanto le habrán pagado a los extras, ya que estamos es esas? Me quedé esperando una nota en los créditos finales de la película.
Vi “La Canción de Carla” hace mas de diez años, pero me acuerdo de ella los suficiente como para identificar en “También la Lluvia” un momento similar. En un hospital improvisado – de campaña, o tan precario que podría serlo – se recibe una llamada reportando víctimas inocentes. El “blanco” esta cerca, y la noticia lo impulsa a la acción. Al final, ese es un problema intrínseco de estas películas. La tribulaciones de los habitantes del mundo en desarrollo parecen existir solo para educar moralmente al viajero, que regresea al mundo desarrollado un poquito mas sensible. Bueno, ¡supongo que todos nuestros sufrimientos no son en vano!
* La película se presentará el lunes 12 de enero, a las 7:00 pm, en el Cine Foro del Centro Cultural de España en Nicaragua, en el marco del Festival de Cine Iberoamericano. Entrada libre.