CINE FORO CCEN: «LA SOLEDAD» (Jaime Rosales, 2007)
Nada de lo que hemos visto en este ciclo puede prepararnos para “La Soledad”, del director Jaime Rosales. Estamos ante estampas de la vida, en el sentido mas estricto de la palabra. Dos mujeres anclan la película. La joven Adela (Sonia Almarcha), una madre soltera, decide mudarse de la provincia a la ciudad, sin mas compañía que su bebé. Antonia (Petra Martinez), es una sexagenaria tratando de mantener el equilibrio entre sus tres hijas. Una de ellas, Nieves (Nuria Mencía) se enfrenta a un cáncer. Helena (María Bazán), trama para conseguir el dinero necesario para comprar una casa de verano. Esto molesta a Inés (Miriam Correa), quien incidentalmente se convierte en compañera de piso de Adela.
En el cine, la casualidad se trata como un gran designio, preñado de significado y consecuencia. Aquí, no es ese el caso. No hay que inventar historias artificiosas y manipulativas, porque las vidas de todos están embebidad de drama: amor y desamor, juventud y vejez, enfermedad o muerte. Rosales no busca grandes manipulaciones dramáticas. Retrata la vida cotidiana con aparente desapasionamiento. Basta enfocar la cámara, y ver como pasan las cosas. Lo que le sucede a los personajes, le puede suceder a cualquiera.
Algunos pueden resentir el estilo del director. Largos planos fijos retratan a los personajes en sus ambientes. Su mayor afectación es usar ocasionalmente una división en el fotograma. No es un recurso novedoso, pero aquí se emplea con múltiples propósitos. Cuando muestra a dos personas enfrascadas en una conversación, consigue que la edición no defina sentidos de antagonismos. Los vemos como son, cada uno con su agenda, pero a fin de cuentas iguales. A veces, la división permite mostros como un personaje se desplaza de un ambiente a otro dentro de un edificio. Esto permite construir una realidad reconocible. Estamos ante un vívido retrato de la clase media española. El sentido igualitario se extiende a esos momentos en que separados por la geografía, dos personajes se muestran simultaneamente en posiciones congruentes. Adela espera un bus en provicincias, y al lado de ella, Antonia y Nieves hacen lo mismo en Madrid.
El recurso de la pantalla dividida también sugiere que los personajes están atrapados en sus circunstancias. A la luz de la crisis que aqueja ah a España, la película se siente premonitoria. El trabajo o su falta ocupa la mente de algunos personajes. Las grúas que anuncian el boom inmobiliario se agolpan en planos panorámicos. Y la hermana obsesionada con comprar una casa que realmente no puede pagar, parece esta comprando un ticket prematuro para la actual crisis de los deshaucios. Dentro de su porción del fotograma, aún cuando esta acompañado de extraños o conversando con alguien, cada personaje esta irremediablemente solo.
Una vez que uno se acostumbra a su estilo observacional, es imposible no conectar emocionalmente con los personajes. Hasta es extraño llamarles “personajes”. La película de Rosales se siente tan fiel a la vida, que al llegar a su conclusión, queda la curiosa sensación de que les conocemos. Esto es es accidental. Es producto de un deliberado estilo de dirección y actuación. “La Soledad” es un triunfo de estilo, pero también de humanismo. En el balance final, ofrece un antídoto para el título. Esas pruebas extraordinarias que enfrentamos le pasan a todo el mundo. Estamos juntos en esto.
* “La Soledad” ganó los Goyas a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Original. Se proyectará este lunes 25 de febrero en el Centro Cultural de España en Nicaragua, ubicado de la primera entrada de Las Colinas, 7 cuadras arriba. Entrada gratuita.